(1859-1934)
Cecilia Grierson Autor: Alejandro Jasinski
En agosto de 1894, Cecilia Grierson, primera médica del país, por entonces con 35 años, se había inscripto en un concurso para ser profesora sustituta de la Cátedra de Obstetricia para parteras, pero el concurso fue declarado desierto.
El cargo le fue negado sólo por su condición de mujer. Debieron pasar más de tres décadas para que una mujer, María Teresa Ferrari de Gaudino, alcanzara aquel cargo.
Grierson había nacido el 22 de noviembre de 1859. Hija de colonos escoceses e irlandeses instalados en Entre Ríos, tras una breve estadía en Buenos Aires, volvió a la provincia del litoral y, todavía con 13 años, trabajó de maestra rural. Luego de cursar sus estudios secundarios, la enfermedad de una querida amiga la decidió a lanzarse a la carrera médica. No debió ser nada fácil enfrentar los prejuicios para transformarse en la primera mujer en intentar convertirse en profesional de la medicina. Pero coraje no le faltaba, tanto que fundó la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino.
Uno de sus mayores aportes, hecho tempranamente desde su tesis de graduación, fue sobre la irritación o histeria en las mujeres recién operadas de ovarios. Su valentía, inteligencia y capacidad de trabajo darían todavía muchos más frutos: desde su primer consultorio en el Hospital San Roque (hoy Hospital General de Agudos José María Ramos Mejía), su viaje oficial por Europa, la participación en la fundación del Instituto Argentino para Ciegos, la Primera Escuela de Enfermeras, la Asociación de Obstetricia Argentina y el Liceo de Señoritas, hasta la publicación de sus libros Educación Técnica para la Mujer y La educación del ciego y Cuidado del enfermo.
Su lucha por los derechos de las mujeres no se limitó al campo médico. En la primera década del siglo XX, extendió -desde la tribuna socialista- sus reclamos a favor de las mujeres a los derechos civiles y políticos y participó de los primeros congresos feministas en el país. Grierson fue también pintora, escultora y buena deportista. Hacia el final de su vida residió en la ciudad cordobesa de Los Cocos, hasta que falleció el 10 de abril de 1934.
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